miércoles, 30 de enero de 2013

Paisajes sonoros de Efterklang




Ayer se proyectó  en la sala de Cineteca de Matadero Madrid el nuevo documental The Ghost of Piramida del director Andreas Koefoed. The Ghost of Piramida condensa los nueve días de experimentación del grupo danés Efterklang en la ciudad fantasma de Piramida, situada a mil kilómetros del Polo Norte, ciudad que da nombre a su último álbum.
Durante una hora nos transportamos allí, un lugar remoto que hasta hace no mucho albergaba una comunidad minera autoabastecida durante décadas que hizo de este territorio, inmerso en fiordos y glaciares, su hogar. Un lugar ahora en el que reina de nuevo el silencio pero cuya memoria sonora es rescatada por los tres componentes de Efterklang.

The Ghost of Piramida reúne imágenes y grabaciones pasadas de la  comunidad de Piramida combinándolas fluidamente con los experimentos sonoros realizados in situ por el grupo danés. Vivencias y testimonios del pasado resurgen de la mano de los experimentos y registros sonoros del grupo quienes, en un territorio ajeno y aparentemente hostil, hacen vibrar el paisaje y los restos materiales abandonados allí. Un paisaje congelado que se nos muestra vivo y lleno de energía sumergida en sus sonidos.
La cámara registra a Efterklang que puebla de nuevo este lugar, experimentando con sus voces y con todo lo que se encuentran a su paso, como si fuesen tres niños que juegan a dar voz a lo que este lugar calla en su memoria. Paralelamente una voz en off intercala los pensamientos y comentarios de un antiguo habitante de Piramida que recuerda su vida allí y la desaparición brusca de su comunidad.

Un documental con un guion magistral que logra conjugar lo visual y lo sonoro sin olvidar la memoria del lugar y el protagonismo de la experimentación sonora de Efterklang, quienes de nuevo nos invitan a viajar con la imaginación allí donde quieren.
A quienes  An Island del cineasta francés Vincent Moon, anterior viaje-documental de este grupo, nos pareció brillante, no nos ha decepcionado este nuevo placer para los sentidos.
 

viernes, 28 de diciembre de 2012

NADA

Estos días de diciembre me están resultando extraños, así que he decidido dejar un sitio para la extrañeza, disfrutarla como un niño y mirarla con ojos atentos. Algunas lecturas me están acompañando, fáciles y directas, con planteamientos claros como Nada, una novela de la danesa Janne Teller, publicada en Seix Barral, que fue prohibida en su país hace unos años. La devoré en una noche de manta y sofá, aunque pensada para un público adolescente, a mí me vino como anillo al dedo y  muchas de sus reflexiones son el reflejo perfecto de muchas construcciones que veo a mi alrededor.

«Era agradable estar rodeado de fama y fe en el significado y no quería alejarme de aquello porque afuera no exístia más que el exterior y la nada. Por eso continuaba pavonéandome y dándome aires de importancia, como si realmente hubiera hallado el significado y no dudara de lo que era». (TELLER, Jane, Nada, Barcelona, Seix Barral, 2011)
Un grupo de niños escucha a un compañero , que desde un ciruelo al que ha decidido subirse y no bajar, grita constantemente que nada importa, que nada tiene significado. Ellos le responden con la reunión de un montón  de objetos que para ellos tienen significado, escuchan sus pensamientos, y le intentan sacar de ese estado de nihilismo del que no quiere salir. El grupo de niños crea esa acumulación mediante la suma de objetos o símbolos que para ellos importan. En el camino de esa búsqueda de significado sacrifican muchas cosas, llegan al lado más oscuro de cada uno, rozan lo dictatorial del sentido cuando viene impuesto. La búsqueda de significado se vuelve peligrosa y es curioso como ese montón de objetos  que acumulan, fragmentos de algún acto o vivencia importante para ellos,  roza también el sentido artístico, se intenta materializar allí el significado.

De nuevo preguntas  sobre el significado, sí, a veces siempre nos pillan sin tiempo y sin poderlas meditar demasiado. Preguntas como si ya se hubiesen vivido varias vidas, sin esperar nada o esperándolo todo.  Un libro valiente, al estar destinado, en principio, a un público adolescente, y luminoso que no evita el lado oscuro en ningún momento.
El significado en Nada logra situarse en un sitio en el que respira, a pesar de todos los sacrificios individuales y colectivos para conseguir un consenso, del que nadie espera mucho o igual nada.



 

 

 

 

 

viernes, 7 de diciembre de 2012

These Associations de Tino Sehgal

Hasta finales de octubre de 2012 se pudo disfrutar en la Sala de Turbinas de Tate Modern de These Associations de Tino Sehgal. El visitante no encontró ninguna referencia escrita ni ningún guiño que informase de lo que sucedía, ni el nombre de Tino Sehgal aparecía en ningún elemento de señalética. Por supuesto, el acto de entrar en Tate Modern predisponía al público a dar por hecho que lo que ocurría ahí dentro tenía un carácter artístico.

These Associations es el encuentro del visitante con un grupo de unas cincuenta personas que caminan juntas, varían el ritmo de sus pasos, entonan cantos al unísono a modo de mantras, se concentran y dispersan de manera orgánica, como si de una bandada de pájaros se tratase. En determinados momentos incitan al visitante conversaciones en un tono pausado y cercano con preguntas espontáneas o monólogos en torno a sensaciones como sentimientos de llegada y de partida en la vida, conversaciones que no pretenden intimidar pero que sí pretenden que algo íntimo, entendido como universal, sea compartido. Conversaciones aisladas que hacen que la Sala de Turbinas y su frenética atmósfera destilen una especie de esencia espiritual, sosegada, de conexión con el lugar.



La reflexión sobre como el individuo se siente al pertenecer a un grupo, las reacciones de grupo teniendo en cuenta al individuo, el pasado de las personas que conforman cualquier asociación de individuos, son algunos de los temas que, durante un año previo de preparación para la selección de los participantes, se trataron durante los talleres. Ahora con la distancia, entiendo que también esos talleres fueron parte de la situación,  crearon vínculos, lazos de unión entre grupos de gente variopintos de todas las edades, profesiones, situaciones sociales y orígenes. Unos talleres que ya de por sí, forman parte de la memoria de These Associations.

Las tareas de producción de las situaciones de Tino Sehgal no son nada tecnológicas, al igual que el resultado, en este caso fueron consecuencia de charlas, entrevistas, dinámicas de grupo para encontrar el equilibrio personal y colectivo:«profound but measured» fueron dos adjetivos que quedaron grabados en mi cabeza. Los participantes que generaron esta situación son el fruto de horas de entendimiento y convivencia,  no todos tuvieron la paciencia o el momento adecuado para entender que el único objetivo de toda la experiencia era también su propia vivencia. Se inscribían sin ningún requisito previo, algunos desconocían la trayectoria de Sehgal, y no tuvieron ninguna información explícita de que en realidad estaban siendo sometidos a una valoración, muy subjetiva, con la posibilidad de entrar a formar parte en un futuro de una intervención en Tate Modern. El resultado es también el proceso, pero sobre todo la memoria.

Cuando se habla de Tino Sehgal, hablamos de situación, el objeto material y todo registro visual no existen, lo único que existe es la transmisión oral, la experiencia directa con el observador que forma parte de la situación. Ahí radica la fuerza de las situaciones que Sehgal lleva desarrollando desde hace años. Coherencia entre forma y contenido no pueden ser tan aparentemente extremas. Las obras de Sehgal tratan siempre un tema esencial en la escultura, la aspiración a trascender su propia materialidad.

La eterna pregunta parece que sigue siendo: ¿Cómo crear significado y crear valor económico sin producir un objeto físico? Para intentar responder de manera rápida: en los años sesenta y setenta se dio prioridad a la idea más que a la forma de su materialización. Pero el arte conceptual no cambió el estatus de obra de arte. Hasta papeles y certificados se convirtieron en la propia obra. Siempre son complejas las fuerzas del mercado, cuanto más inmaterial es el arte, mayor es la resistencia al mercado.
En el caso de Sehgal no se comercializa con registros visuales de las situaciones, ni siquiera se firman contratos con los compradores de sus situaciones desde las instituciones de arte, sino contratos orales con un apretón de manos, tampoco se materializa o fotografía el momento de pacto oral, por supuesto. Por poner un ejemplo metafórico ya no se venden discos sino que se venden los conciertos o la ejecución de los mismos en un futuro.

El discurso de Sehgal no va enfocado hacia una crítica al mercado o hacia la institución ya que sus piezas también se albergan en la institución. Su discurso va más encaminado hacia el análisis de otros modelos de producción, que difieren del actual. Él lo plasma en su trabajo, un modelo que no sea el de la transformación de los recursos sino el de la utilización de los mismos de manera más directa. En este caso todos los participantes en la situación generada en la Sala de Turbinas fueron seleccionados y posteriormente contratados por horas. Tal como apunta de manera muy clara Martí Manem en su libro Salir de la exposición (si es que alguna vez habíamos entrado) las acciones de Tino Sehgal han logrado que la exposición sea un lugar de trabajo.

Tino Sehgal construye, con su pensamiento y análisis sobre la sociedad, situaciones y vivencias que solo la memoria es capaz de reproducir pero que adquieren sentido pleno si se plantean y presentan dentro de la institución.

lunes, 22 de octubre de 2012


La hermana de Katia


 «-Yo soy católico ¿Tú que eres?
   -Yo soy  la hermana de Katia».

Con diálogos como este y una historia tan desgarradora como cotidiana, La Hermana de Katia es la primera novela de Andrés Barba, publicada en Anagrama. Con facilidad, las palabras nos trasladan a habitaciones vacías, espacios vivenciales en los que los personajes nos dan todo lo que necesitamos para identificarnos con ellos; personajes que se van construyendo a sí mismos a medida que discurren sus vidas. Situaciones absurdas que rozan lo grotesco y diálogos llenos de realidad, ironía e inteligencia.

Escribir sobre otros en los que nos proyectamos, leer a otros con quienes nos identificamos: un círculo misterioso el de la lectura y la escritura, el de la codificación y descodificación en el que, por suerte o desgracia, los protagonistas seguimos siempre siendo "nos-otros". Otros en los que nos apoyamos para identificarnos, actos cotidianos sobre los que nos sustentamos y que cada personaje en esta historia vive a su manera. Cuerpos que se desnudan al ritmo de un striptease que todos observamos, en el que todos somos partícipes y que termina sin carne, sin huesos, sin memoria.

La hermana de Katia, un ser invisible sin referentes, se aferra a su realidad como si de una película se tratase, con la distancia perfecta con la que no todo el mundo sabe vivir. Muchas respuestas distintas a ninguna pregunta a primera vista, porque a veces los únicos que no paran de formular preguntas parece que sean los que no tienen ninguna respuesta a mano.

Maneras sencillas de sobrevivir con la necesidad del otro como única respuesta es todo lo que este libro nos ofrece, que no es poco.


miércoles, 17 de octubre de 2012


Salto al vacío de Yves Klein

El 27 de noviembre de 1960 el periódico Le Dimanche publicaba en portada «La revolución azul continúa» con un detallado reportaje sobre Yves Klein quien afirmaba ser un pintor del espacio, un pintor ya no abstracto sino figurativo y realista.

Con la fotografía de la acción que este periódico llamaba ¡un hombre en el espacio!, ¡el pintor del espacio se echa al vacío! Yves Klein acaparaba la atención de todos los medios del momento marcando un importante capítulo en los procesos de desmaterialización de la obra de arte. Este documento visual, fotomontaje del fotógrafo Harry Schunk simulando el salto del artista al vacío, se convirtió en una referencia para trabajos posteriores en la línea del arte corporal no solo para los accionistas vieneses sino para muchos trabajos que giran en torno a la performance corporal de los años 70.
El homenaje a lo inmaterial, a la ruptura de los formatos preestablecidos hasta entonces y a la vivencia del espacio como un acto que requería cierto distanciamiento respecto al proceso, marcan la trayectoria de Yves Klein como experimentador de nuevas pautas y actitudes hacia la creación y el pensamiento artístico de los años 60.

Tanto los pigmentos, por los que sentía especial predilección, como su pasión por el fuego como recurso primigenio en la naturaleza marcan su modo de trabajo, no exento de una carga con raíces espirituales, orgánicas, que muestran el proceso de creación de forma natural, añadiendo una fuerte implicación y presencia psíquica en todas sus intervenciones. Sin embargo, al margen de las consideraciones del propio autor que remarcaba el carácter espiritual de todas sus acciones, deberíamos entender las acciones de vaciado de Klein como actos en los que la representación queda fuera de juego.

La exposición en la galería Iris Clert de Paris en 1958 remarca la capacidad de transformar al sujeto en objeto, ya no hay nada que mirar en la galería, es un espacio vaciado, blanco, libre de referentes estéticos que contemplar, el espacio queda desobjetualizado y es el espectador el único objeto. Sin duda este espacio de la galería, en el que Klein paso muchas horas pintando de blanco antes de su inauguración, se ha convertido en todo un referente para el pensamiento y la practica artística posterior. Esta exposición conocida posteriormente como Exposición del  Vacío de la galería Iris Clert muestra como el vaciado es una forma más de mostrar la representación en grado cero, la representación del vacío se asemeja al vacío de la representación. Sin distancia para la percepción, lo espectacular queda en punto muerto, a merced de los cuerpos visitantes que pasan a ser el contenido de la representación.

En esos momentos las preocupaciones sobre las condiciones de la receptividad y el papel del observador fueron constantes por artistas minimal y conceptuales, quienes terminaron enfocando sus obras a la mente más que a la mirada que los espectadores, y desearon anular el goce estético formalista, lo cual dio lugar a nuevos formatos de exposición. 

Nuevos formatos de exposición que no rehuían de lo material, sino que gran cantidad de sus acciones quedaron planteadas y registradas sin negar sus posibilidades expositivas materiales.

Yves Klein logró que su propia vida fuera una obra de arte, convirtiendo cada uno de sus gestos en algo influyente en la totalidad, en fragmentos que encajo de manera natural en su universo. Un universo que el quiso transmitir como si fuera «un domingo para todo el mundo», una forma de teatro colectivo, un verdadero espectáculo de vida.